Sembrar un jardín y darle mantenimiento es una de las experiencias más gratas que puede tener un ser humano, pero se requiere un conocimiento básico, para que las plantas crezcan tan sanas y fuertes, fragantes y vistosas, como las imaginamos al iniciar el proyecto.
Tener un jardín, en casa, y dedicarle tiempo a admirarlo y acariciarlo, depara grandes beneficios, para la salud física y mental, particularmente al final de una cansada jornada de trabajo.
Claro que, para apuntarnos en nuestra obra, debemos tener presentes y acatar ciertos consejos que a continuación le detallamos:
1. Preparación del terreno
El esmerado tratamiento que damos a la plantación y el mantenimiento de un jardín debe tener como punto de partida la adecuada preparación un suelo fortalecido con abonos orgánicos que proporcionen el alimento y las condiciones que las plantas necesitan para crecer sanas y fuertes. Elimine todo tipo de yerbas y cualquier tipo de objeto que pueda afectar el libre crecimiento de las plantas.
2. Las herramientas
Las características de las herramientas dependen del tamaño y la particularidad del jardín, pero, en general, hay algunas, como pala, rastrillo y tijeras de podar, que son indispensables para que el trabajo le resulte menos arduo y para obtener mejores resultados. Si el jardín tiene áreas verdes, también se requiere una podadora.
3. Ventilación
El espacio que se debe dejar entre plantas tiene una doble finalidad. Por un lado, el jardín es un área amena que debe propiciar una sensación de libertad y, por el otro, las plantas y los arbustos necesitan suficiente campo para crecer sin malformaciones y sin el riesgo de se transmita de una planta a otra una plaga o una enfermedad.
4. Control de plagas
Como por arte de encanto, los insectos parecen tener especial predilección por las plantas que más queremos y no es extraño que las hormigas o los chapulines acaben con sus hojas y sus flores de un día para otro. También son perjudiciales las cochinillas, el pulgón y la mosca blanca. Por eso, hay que estar atento a la aparición de plagas, para contrarrestarlas con repelentes y bactericidas.
5. La fertilización
Aunque la tierra en que el jardín fue plantado sea de buena calidad, las plantas siempre van a necesitar mayores o menores cantidades de fertilizantes, por lo que es importante estarlo abonando. Hay abonos minerales amigables con el ambiente, aunque nosotros preferimos la utilización de abonos orgánicos. Para que surtan efecto más provechoso, los abonos deben aplicarse durante la estación lluviosa.
6. La limpieza
Las malas hierbas no sólo desmejoran la imagen del jardín; también roban el agua, la luz y los nutrientes que necesitan las plantas sembradas. Hay que arrancarlas de raíz, para evitar que retoñen y opongan mayor resistencia durante la siguiente labor de desyerba o se propaguen las semillas.
7. El riego
Por mucho que se quiera evitar el gasto de agua, las plantas de jardín necesitan riego durante la temporada seca. Lo recomendable es utilizar un método de aspersión, al atardecer, para que minimizar la evaporación y para que las plantas tengan tiempo para absorber la que necesitan. El riego es principalmente importante durante el primer año de vida de una planta.
8. La poda
La labor de poda se debe realizar después de la floración. A título general, los arbustos florean una o dos veces al año, en tanto que hay plantas que muestran una floración frecuente y, en algunos casos, permanente. Es todo un arte que demanda la atención del jardinero durante todo el año, para hacer los recortes en los momentos adecuados.
9. La combinación de plantas
Plantar un jardín en nuestras tierras tropicales es una ganga, porque contamos con cientos de especies de plantas y arbustos autóctonos, a los que agregamos especies exóticas perfectamente aclimatadas. Pero también debemos buscar una combinación de colores, formas y tamaños, para lograr las mejores sensaciones. También es importante tomar en cuenta la ambientación y cantidad de agua requerida por las plantas que se van a sembrar en el jardín.
10. La decoración
El jardín, por sí mismo, aporta belleza, pero hay elementos complementarios que le ayudan a mejorar la apariencia y a soportar eventuales expresiones extremas de la naturaleza. Tal es el caso del mulch, al natural o coloreado con tintes amigables, que protege a las plantas del exceso de humedad durante el invierno y de la evaporación durante el verano. También aportan valor al jardín otros productos naturales, como la piedra volcánica, caliza y de río, y elementos de la industria como baldosas y adoquines.
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